Manuel Halcón, periodista, miembro de la Real Academia Española, fue escritor
muy afamado en aquella época. Una de sus obras "Manuela" fue llevada
al cine por Gonzalo García Pelayo en 1976, protagonizada por Charo López y
Fernando Rey.
En este artículo de 1948, hace un panegírico curioso, en favor nada
menos que de los "pobres" terratenientes.
"Nadie pondera lo mucho que debe la clase campesina a los antiguos
terratenientes que fueron diluyendo sus negocios agrícolas en esa insondable sima
de los arrendamientos y aparcerías. Como en los grandes valles, arriba quedaron
los terratenientes con sus amarillentos títulos de propiedad, muy señores, muy
visibles y ventilados, resistiendo ventiscas y campañas, mientras abajo, por
donde corre el río, la tierra mollar ofrece sus dones al discreto arrendatario,
a ese pequeño labrador que domina sus
labores mejor que el grande, que no presenta blanco y que en la mayoría de los
casos, es más rico que el dueño. Hermosa solución a lo que de otra manera sería
un cáncer social. Razonable que los menos se sacrifiquen por los más, pero que
se diga. Que se diga que hay viudas, menores e inválidos que no pueden atender
el campo y ceden a otro su explotación, lo que equivale a repartir riqueza. ¿Y
por qué no se dice?
....
La ineptitud de terrateniente español para defender sus derechos de
propiedad no estriba, como algunos creen, en que estos derechos no existan.
Aparte de aquellos que no saben tener tierras como instrumento de trabajo ¿qué
les sucede a esos otros cumplidores beneméritos y caritativos terratenientes?
Jamás lograron desviar la saeta que les dirige a través de los tiempos la
demagogia blanca, la negra y la colorada. El estudio de historias familiares
nos descubre una saludable memez e inclinación al desheredamiento que comienza
en el momento en que las lanzas se enmohecen en las perchas.
...
Ante tantos embates, incomodidades y miserias, los viejos propietarios
de la tierra desertaron. Decidieron que era mejor cambiar de negocio que luchar
contra la activa pléyade de los intelectuales, pues ¿cómo iban ellos a ponerse
a escribir en los periódicos?
Y se produjo uno de los más trascendentes fallos de la política: montar
la demagogia contra la parte más sana del contribuyente. Porque, antes que
contribuyente, el hombre que poseía tierras había representado ejemplaridad y
continuidad.
...
¿Pues dónde si no sobre la heredad, grande o pequeña, nace esta flor de
la hidalguía, este aroma del honor que califica a todo español importante por
alto o humilde que sea el medio en que viva? En la estrechez de la economía
agrícola se educa el hidalgo. En la incertidumbre de las cosechas que, sujetas
a os elementos, no consienten que en el ánimo del hombre se forme la conciencia
plena de riqueza.
Para muchos la hidalguía significa casi retroceso mental. Para mí
significa el ápice de la sabiduría: ser rico con poco dinero. Vivir en
hidalguía -huerto recoleto del honor a la española- es como vivir en la
frontera de la santidad. Condición del hidalgo es formarse por sí mismo un
concepto con arreglo al cual vive y muere. Como en un huerto hay algo que todas
las plantas, en un hidalgo hay algo de todas las virtudes. En estas horas
difíciles, mirémonos en la planta del hidalgo Cuidemos de no herir sus yemas,
pues su fruto es el honor, y para todo lo que signifique progresar honestamente
-progreso político, social, económico- para andar por casa y fuera de ella, el
honor es práctico."
Diario ABC, "Algo que importa salvar" 29.06.1948